En este apartado vamos a esbozar lo más importante sobre la descripción, tratamiento y prevención de lesiones en el pádel. Sabido es que todos hemos escuchado alguna vez lesiones tales como el "codo de tenista", tendinitis en el hombro o problemas con las rodillas debido a los giros bruscos, a un mal calentamiento o incluso a una mala condición física.
Por ello, hemos creido conveniente que este apartado, porque haciendo todo lo que vamos a exponer a continuación, ayudaremos a prevenir muchas lesiones que nos "amargan" el juego en la pista.
CODO DE TENISTA
El codo de tenista o epicondilitis lateral es una lesión en la parte externa del codo que puede llegar a ser muy dolorosa.
Generalmente es resultado de tensión, sobreuso o traumatismo en la parte exterior del codo, aunque a veces es difícil encontrar una causa clara. Una lesión similar es el codo de golfista que afecta a la cara interior del codo.
Síntomas
El paciente siente un dolor en el codo al tocarlo o moverlo especialmente en movimientos que implican levantar la mano con la palma hacia abajo (extensión).
Causas
Aunque se lo llama codo de tenista la epicondilitis lateral es mas común en personas que en su vida diaria realizan tareas que son muy exigentes con sus brazos. Podría llamarse igualmente codo de albañil o codo de mecánico o codo de pintor.
La causa mas común es la sobrecarga de los músculos que se insertan en el epicóndilo (uno de los huesos del codo ), es decir, los músculos que tiran de la mano cuando doblamos la muñeca hacia atrás (flexión dorsal de la mano) que son los músculos extensores.
Los músculos extensores van del dorso de mano y dedos a la parte externa del codo ( hueso epicóndilo lateral). Si sufren un sobresfuerzo o sobreuso se inflaman provocando dolor e hinchazón.
La inflamación aparece mas fácilmente si la causa es una caída, tirón o golpe en el codo/antebrazo. Si el traumatismo es muy violento puede provocar una rotura de fibras del músculo.
En ocasiones aparece la inflamación por otras razones en pacientes con artritis, reumatismo o gota. Es importante que tu medico o fisioterapeuta descarte que el dolor no venga provocado por un problema en el hombro o el cuello ya que los nervios que pasan por el codo hasta la mano comienzan en las cervicales.
Posibles tratamientos
Dentro de la fisioterapia la epicondilitis se trata con varias técnicas que buscan disminuir el dolor y reducir la inflamación. Esto se consigue realizando:
- Estiramientos de los extensores de la muñeca y dedos.
- Masaje de toda la musculatura del brazo
- Movilizaciones de los tendones a la altura del epicondilo.
- Ultrasonido para reducir la inflamación
- Cuando la lesión se debe a sobreuso de la musculatura siempre se aconseja reposo de la actividad. Si por motivos de trabajo (u otros) no se puede reposar se pueden emplear distintos tipos de vendajes o el uso de coderas , bien que limiten el movimiento de extensión o vendajes que te permitan realizar todos los recorridos articulares a la vez que consiguen la relajación del músculo.
Cuando se ha pasado la fase aguda de la lesión se debe empezar a realizar ejercicios de potenciación de la musculatura para evitar que la lesión reaparezca.
Tratamientos cuando la lesión es crónica (uso del EPI)
Desgraciadamente, la posibilidad de recaída de la epicondilitis es alta, es común volver a notar la sintomatología al retornar la actividad laboral, deportiva o a las actividades de la vida diaria. A partir de aquí podemos empezar a pensar en un posible cambio degenerativo de la estructura que provoca el dolor y que cronifica la lesión, siendo las terapias conservadoras de la fisioterapia mucho menos eficaces.
Desde hace unos años se ha empezado a utilizar una técnica denominada EPI (electrolisis percutanea intratisular) que esta dando buenos resultados en las lesiones tendinosas sobretodo en las que estan cronificadas. La técnica se realiza introduciendo una aguja en el tejido dañado y aplicando una descarga electrica que tiene como objetivo provocar una rotura del tejido, para producir una inflamacion y a partir de aqui una adecuada regeneracion del tendon. La EPI sumada a algunas de las tecnicas arriba nombradas como son los vendajes, potenciacion, estiramientos etc., posibilitaran un descenso en la sintomatologia y una vuelta a la normalidad.
Lesión de hombro: Tendinitis:
La tendinitis es un trastorno doloroso causado por la inflamación de un tendón o de la vaina que lo cubre. Esta inflamación en muchas ocasiones se produce en los tendones que atraviesan el canal que cierra la articulación acromio-clavicular que rozarán con las partes óseas y será el origen de los dolores y por consiguiente de la lesión. La tendinitis del hombro es una lesión por sobreuso.
En el pádel, la ejecución del remate y más concretamente de la bandeja, son gestos en los que se pueden producir lesiones de hombro debido a una técnica deficiente, exceso de fuerza y/o velocidad de ejecución.
En definitiva, en nuestro deporte, el excesivo trabajo de la musculatura rotadora interna con respecto a la rotadora externa genera un importante desequilibrio entre ambas, lo cual generará un elevado riesgo de lesión en los rotadores externos debido a la imposibilidad que estos poseen para controlar la articulación ante la gran energía generada por los rotadores internos.
Síntomas
- El primer síntoma suele ser la aparición de dolor en el hombro al elevar el brazo por encima del hombro (antepulsión, abducción).
- Si la lesión ha avanzado es normal que el jugador tenga molestias en reposo e inclusive no pueda dormir sobre ese hombro debido a las molestias.
- También pueden apreciarse otros síntomas como:
- Dolor constante en el hombro.
- Dolor cuando intentamos tocarnos la parte baja de la espalda.
- Pueden llegar a producirse pérdidas de movilidad e inclusive faltas importantes de fuerza en determinados gestos y momentos.
Diagnóstico
Como ya planteamos con anterioridad, un diagnostico acertado es la clave para curar esta lesión. Sometámonos a pruebas diagnosticas científicas.
Tratamiento
En primer lugar aplicaremos hielo con el claro objetivo de reducir la inflamación de el/los tendones afectados. Combinando el hielo con antiinflamatorios (recetados por un médico, no auto medicarse) y reposo conseguiremos superar la fase aguda de la misma. Una vez las molestias han desaparecido pasaremos a la fase de búsqueda de la recuperación de prestación al mismo nivel que antes de la lesión, para ello llevaremos a cabo un programa de distensión y fortalecimiento de la región afectada.
Estiramientos.
1.- De pie, rodillas ligeramente flexionadas y espalda en posición natural. Cogemos un codo con la mano contraria y tiramos del mismo hacia el costado opuesto. La mano del hombro a estirar descansa encima del codo de la mano que tracciona (Deltoides).
2.- Posición de partida igual al ejercicio anterior. Ahora, cogemos el codo con la m
ano contraria y traccionamos de el de manera que el antebrazo vaya hacia atrás por encima y cerca del cuello (Redondo menor).
3.- De pie, rodillas ligeramente flexionadas y tronco erguido. Cogemos el codo con la mano contraria y tiramos de el Hacia delante, abajo y al lado contrario. Antes de tirar del codo debemos llevar el hombro hacia delante (Supraespinoso).
4.- De pie, rodillas ligeramente flexionadas. Con una mano, cogemos la muñeca contraria y tiramos de ella hacia atrás y arriba. El codo del hombro que estiramos debe estar extendido.
5. Como en la foto, coloque del dorso de una mano sobre la espalda, deje caer por encima del hombro una toalla y sujete los extremos con las manos. Desde la posición de reposo, tirar suavemente de la toalla tirando de la mano sana. De manera controlada iremos notando la elevación de la mano del hombro lesionado y en consecuencia sentiremos el estiramiento en el hombro.
Ejercicios de fortalecimiento.
Los ejercicios podemos realizarlos con mancuernas ligeras (1-3 kg), con latas de comida, botellas de agua (es mucho más sencillo con mancuernas) o con gomas. La ventaja de trabajar con gomas es su facilidad de transportarlas y utilizarlas para multitud de grupos musculares.
1. Tumbado boca arriba. El codo apoyado en el suelo flexionado 90 grados. La mano mancuerna inicia el ejercicio mirando al techo. Sujetamos una mancuerna con el agarre de la foto y realizamos una elevación de la mano provocando una rotación interna del hombro. Realizaremos como inicio 3 series de 10 repeticiones (si aparecen molestias, reduciremos la carga) y cuando la articulación y su masa muscular se halle fortalecida podemos realizar 3 de 15 o 20 repeticiones. Vigilaremos el peso para no excedernos.
2. Tumbado lateralmente sobre el costado. El codo apoyado en el lateral del abdomen y flexionado 90 grados. Sujetamos una mancuerna con el agarre de la foto y realizamos una elevación de la mano provocando una rotación externa del hombro. Realizaremos como inicio 3 series de 10 repeticiones (si aparecen molestias, reduciremos la carga) y cuando la articulación y su masa muscular se halle fortalecida podemos realizar 3 de 15 o 20 repeticiones. Vigilaremos el peso para no excedernos.
3. En posición de pie o sentado, sostenga las pesas en ambas manos y gire las manos hasta que los pulgares apunten hacia el piso. Extienda los brazos unos 30 grados hacia delante, levántelos suavemente hasta que se encuentren un poco abajo del nivel del hombro y luego bájelos. (No los eleve por arriba del nivel del hombro porque esto puede perjudicar a los músculos y a los tendones por esfuerzo excesivo). Repítalo 10 veces y aumente el número de repeticiones en forma gradual hasta llegar a 20.
¿Qué son las agujetas? ¿Cómo se quitan?
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Seguro que a todos más de una vez nos ha dado por hacer deporte después de estar un tiempo inactivos y al día siguiente hemos amanecido con dolores horribles que impiden movernos normalmente. Son las famosas agujetas o científicamente bautizadas como: dolor muscular de origen retardado (DOMS en inglés).
El mito de que las agujetas son cristales de ácido láctico que pinchan al músculo es erróneo, ya que se ha visto como en personas con la enfermedad de McArdle, incapaces de producir ácido láctico, también sufrían dolor muscular de origen retardado.
Los actuales estudios apuntan como principal causa a una reacción inflamatoria en respuesta a las microlesiones musculares y tendinosas que se producen al no estar el músculo adaptado a la intensidad del ejercicio. Es decir, el músculo hace un ejercicio de intensidad al que no está acostumbrado, se producen microlesiones musculares y tendinosas, lo que hace que se acumulen gran cantidad de metabolitos o desechos, que dan paso a una reacción inflamatoria e irritan las fibras nerviosas produciendo dolor.
¿Cómo tratar las agujetas?
El dar un vaso de agua con azúcar no sirve para nada, antes se hacía esto porque se pensaba que el agua con azúcar disolvía los cristales que teóricamente pinchaban y producían el dolor. Parece ser que lo más efectivo es el tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (Aines), cremas antiinflamatorias y crioterapia. También el realizar el mismo tipo de ejercicio aumenta el riego sanguíneo en la zona afectada, reduciendo los metabolitos y paliando en cierto grado el dolor.
Ya sabes, si hace tiempo que no estás activo y mañana quieres ponerte a entrenar, lo primero es realizar un buen calentamiento y empezar con poca intensidad. Si aún así al día siguiente tienes agujetas, te recomendamos un antiinflamatorio para calmar el dolor y realiza el mismo ejercicio a poca intensidad para limpiar tus músculos.
LA EPITROCLEÍTIS O "CODO DE GOLFISTA"
La epitrocleítis, epicondilalgia medial o "codo de golfista" es una patología caracterizada por dolor en la cara interna del codo, sobre la epitróclea (prominencia ósea más interna del codo), como resultado de una tensión mantenida o por sobreesfuerzos repetidos. Normalmente se produce como consecuencia de una irritación del tendón y el hueso, y es de origen mecánico, por sobrecarga de los músculos epitrocleares (encargados de flexionar la muñeca y los dedos y de hacer la pronación del antebrazo -llevar la palma de la mano hacia abajo-). Se trata de un sobreagotamiento de los músculos epitrocleares que se traduce en un sufrimiento periosteotenomuscular. En ocasiones puede aparecer como consecuencia de un traumatismo directo en la zona o tras un traumatismo indirecto (caída en la que se apoyan las manos en el suelo).
El codo de golfista se produce cuando hacemos un uso excesivo (en cuanto a frecuencia e intensidad) de los músculos que flexionan los dedos y la muñeca, y como consecuencia, los tendones sufren a nivel de su inserción en el hueso un proceso inflamatorio (tendinitis) y en algunos casos pequeños desgarros, que cursan con un fuerte dolor.
Los hallazgos anatomopatológicos son los mismos que en la epicondilitis lateral, los propios de una tendinosis, localizados fundamentalmente en el origen del palmar mayor y pronador redondo. Con frecuencia, aproximadamente en el 40% de los casos, hay una reacción fibrosa que alcanza el canal retroepitroclear del nervio cubital.
Los cambios inflamatorios (tendinitis) se han observado en las etapas agudas, pero éstos están ausentes si los síntomas llegan a ser crónicos (a partir de los 3 meses). En estas fases crónicas se habla de procesos de tendinosis, proceso degenerativo de las fibras del tendón.
Además, en las epicondilalgias, pueden sumarse las principales causas de dolor (tendinopatía, patología humerorradial, neuropatía radial) con otras otras a distancia (radiculopatía, psiquismo), lo que complica el tratamiento. Cuando los pacientes afectados pertenecen a ciertas clases de deportistas (golfistas, jugadores de béisbol...) o profesionales (fontaneros, electricistas...), hay que tener en cuenta ante todo los movimientos relacionados con sus actividades.
Es más frecuente en profesiones que requieren actividades manuales repetitivas y prolongadas, posturas forzadas mantenidas, vibración, estrés mecánico, esfuerzos bruscos y enérgicos, temperaturas frías... Como ejemplo de estas profesiones podríamos incluir a cocineros, electricistas, guitarristas, fontaneros, peluqueras, charcuteros y pescaderos, mecánicos, trabajadores de la madera, limpiadoras, trabajadores de conserveras...
En ocasiones en la práctica clínica nos encontramos pacientes que no presentan un factor desencadenante claro por su actividad laboral, pero si se insiste en realizar una buena anamnesis suelen aparecer posibles causas que muchas veces se le pueden pasar por alto al paciente (por ejemplo llevar una bolsa de la compra pesada).
Tiene una incidencia mucho menor que la epicondilalgia lateral o epicondilitis (de 5 a 8 veces menos frecuente que la epicondilitis), e igualmente predomina en la 4ª y 5ª década de la vida y aparece con frecuencia similar en el hombre y en la mujer.
Es frecuente esta patología en jugadores de golf noveles y también en edades tardías, debido a las excesivas repeticiones y a la falta de coordinación del gesto deportivo, que produce una sobrecarga en la zona de inserción. Se produce de forma lenta por un gesto repetitivo de lanzamiento de la pelota o de forma aguda en un golpe contra el suelo con fuerte tracción de la inserción de los músculos epitrocleares por una mala técnica en la ejecución del gesto técnico del swing (movimiento base del golf, que consiste en balancear el cuerpo, blandiendo el palo, para ejecutar correctamente el golpe). Normalmente, se da en deportistas que están en fase de aprendizaje y que practican en pistas duras, hechas a base de tapices que suelen reproducir los jardines de césped. En cada sesión estos jugadores amateurs realizan hasta 100 golpes en media hora, 25 de los cuales suelen dar directamente sobre el suelo, causa principal de la lesión.
Es una lesión también frecuente en otros deportes además del golf, tales como el béisbol (se somete al codo a una posición muy forzada en valgo, asociada a un trabajo muscular muy intenso de la musculatura epitroclear), el lanzamiento de jabalina (por los mismos motivos que el béisbol), el tenis (sobre todo en los golpes en los que se le da efecto a la bola), el tiro con arco, la pesca...
La utilización de un material inadecuado en la práctica deportiva también puede favorecer la aparición de esta lesión (palo de golf, jabalina con empuñadura inadecuada...).
Otro de los factores que pueden facilitar su aparición es el desequilibrio entre la potencia de los músculos flexores y extensores de la muñeca.
El factor químico y su equilibrio en nuestro organismo es de suma importancia. De él depende el correcto funcionamiento de cada uno de los sistemas corporales. Cualquier alteración en este factor, como "toxinas", carencias de minerales, vitaminas, oligoelementos, antioxidantes, intolerancias alimenticias, puede ser causa de trastornos del sistema músculo esquelético, entre otros, y manifestarse mediante dolores articulares, musculares, tendinopatías, etc.
Golpe de Calor:
¿Qué es un golpe de calor?
El calor suave resulta agradable, pero en exceso puede llegar a producir problemas. Un golpe de calor se origina cuando la temperatura corporal sube por encima de los 40º. El organismo humano funciona a unos 37º y es bastante sensible a las variaciones externas. Para ello, dispone de mecanismos que regulan su temperatura, como el sudor, y distribuyen el calor mediante la sangre y lo expulsan hacia el exterior. Cuando se sufre un golpe de calor todos estos mecanismos dejan de funcionar, sube la temperatura y se pierden abundantes líquidos corporales. Todo ello eleva las probabilidades de padecer daños neurológicos e, incluso, de morir.
La temperatura a la que se puede producir un golpe de calor varía según el individuo. Las personas mayores de 65 y los niños menores de seis años son más vulnerables, así como los turistas que viajan de zonas frías a países más cálidos. También las personas con alguna discapacidad física o psíquica, los enfermos crónicos y los pacientes cardíacos tienen más probabilidad de sufrir un golpe de calor.
Síntomas de un golpe de calor
Entre los síntomas más importantes que nos pueden indicar que alguien está sufriendo un golpe de calor podemos encontrar:
Mareo.
Confusión, desorientación.
Sudoración excesiva al principio, con posterior falta de sudor.
Enrojecimiento y sequedad de la piel.
Fiebre con temperatura corporal de más de 39,4º (llegando hasta los 40 y 41º).
Comportamiento inadecuado, como por ejemplo, comenzar a quitarse ropa sin importar el sitio donde se encuentre.
Aceleración del ritmo cardíaco con latido débil.
Dolor de cabeza.
Inconsciencia.
Ataques con convulsiones.
Signos de alarma ante un golpe de calor
Piel que se siente caliente y seca pero no sudorosa
Confusión o pérdida del conocimiento
Vómitos frecuentes.
Siente como que le falta el aire o tiene problemas para respirar. En cualquiera de estas situaciones lo más recomendable es acudir al centro de salud más cercano lo más deprisa posible.
Qué hacer ante un golpe de calor
Si se produce un golpe de calor es necesario tener en cuenta una serie de pasos y actuaciones para tratar sus síntomas lo más rápido posible y evitar problemas mayores:
Poner a la persona en un sitio fresco a la sombra, y colocarle los pies en alto. De continuar al sol, la temperatura no descendería e incluso podría subir más.
Llamar al teléfono de urgencias.
Desvestir a la persona e intentar disminuir la temperatura corporal, colocando tela mojada o hielo en las axilas o ingles.
Si es posible, mover a la persona afectada a zonas con aire acondicionado o ventilador.
Si la persona tiene una temperatura superior a 40ºC bañarla con agua fría hasta llegar a 38ºC. En ese momento se debe dejar de aplicar frío para evitar posibles hipotermias.
Controlar cada 15 minutos la temperatura, para que en el caso que suba someterle a tratamientos más fríos
Qué no hacer ante un golpe de calor
Evitar el ejercicio o la actividad intensa en las horas de pleno calor. Las personas mayores deben permanecer en casa durante estas horas.
No es conveniente quitarse la camisa si siente calor y está al sol. El tejido retiene humedad que desaparece al quitarnosla.
Nunca realizar deporte o caminatas duras solo, siempre hacerlo al menos con alguien más para que uno de los dos atienda al otro en caso de un golpe de calor.
No exponerse demasiado al sol durante los primeros días que nos enfrentemos a altas temperaturas.
No beber alcohol ni excitantes, ya que aumentan el metabolismo y con ello la temperatura corporal.
Evitar las comidas grasas, su digestión proporciona más calorías al organismo. También evitar comidas muy calientes.
Cómo prevenir un golpe de calor
Existen ciertas medidas que nos ayudarán a la hora de enfrentarnos al calor del verano y evitar así un golpe de calor:
Beber muchos líquidos aunque no se sienta sed. Resulta recomendable tomar al menos 2 litros diarios. Sobre todo estar atentos con los ancianos y los niños pequeños.
Vestir con ropa ligera, clara y de algodón, que permita la transpiración. Las fibras acrílicas dificultan la transpiración y retienen más calor.
Aclimatarse gradualmente al calor, dejar que el cuerpo se acostumbre a los cambios de temperatura.
Comer comida ligera y fresca, a ser posible alimentos vegetales naturales crudos (ensaladas, frutas y verduras).
No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
Descansar de vez en cuando si se realiza trabajo o ejercicio físico duro. Si se sienten síntomas de mareo, dejar de trabajar y descansar un rato a la sombra.
Si permanecemos en casa, intentar mantener el interior fresco y bien ventilado.
INTERPÁDEL
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